viernes, 29 de enero de 2010

Una nena que se las traía...

“¡Una nena! ¡Es una nena!”, anunció con voz entusiasta la partera. Y lógicamente la familia se apretó en fuertes abrazos, deseándole las felicidades del caso al flamante papá. Toda la escena, nacimiento incluido, aconteció en la casa de los abuelos maternos, en Avellaneda, que fue la ciudad donde transcurrió casi toda su infancia.
Betty, la nena de esta historia, comenzó a crecer y aprendió a hablar, pero no contenta con tan poca cosa como era la palabra hablada, casi a la vez aprendió a cantar. Y aquello de “marinero peta peta, marinero peta po”, con lo que deleitaba y divertía a su familia, pasó a ser la primera canción de lo que años más tarde sería un extenso repertorio. Del mismo modo, el paquete de agujas que le regaló un vendedor ambulante al que la criaturita aceptó cantarle, pasó a ser el primer sueldo ganado gracias al don de su voz.
Pero para angustia de Betty, también llegó el momento de ir a la escuela, asunto que no le agradaba en lo más mínimo. Cuadernos y libros no eran precisamente los instrumentos que más le gustaban, y años más tarde siempre diría risueña que aquello de “La mejor del colegio” sólo fue verdad en el cine. A ella lo que más le gustaba era cantar y eso es lo que hacía cada vez que podía.
A los 11 años de edad se animó a enviar su foto a un concurso de Radio Splendid y fue convocada. Buscaban una actriz para hacer el papel de “damita joven”. Betty era una nena apenas y por no desilusionarla diciéndole que no era lo que buscaban, los integrantes del jurado preguntaron: “¿Qué sabés hacer?”. Ni lerda ni perezosa contestó: “Yo sé cantar”. Cantó “Horchatera Valenciana”, una marcha de moda en aquel momento, y ya no hizo falta nada más.
Era el primer paso. El primer eslabón. Luego se dispararía todo lo demás: radio, cine, discos, teatro, giras, televisión. La nena nacida aquel 26 de marzo de 1930 había cumplido su sueño.
El artista nace, no se hace”, dicen algunos. Otros acotan que “con preparación, empeño y paciencia”, también se hace. Yo agrego que esto último puede ser posible pero que, nosotros, el público, enseguida captamos la diferencia que –y aquellos que se hicieron, me perdonen- es abismal. Eso es lo que se le notaba a Lolita: que nació artista, lo fue desde la cuna o, más aún, desde la panza de su mamá. Esa nena, pícara y graciosa, llegó al mundo predestinada a hacer felices a muchísimas personas con ese don que muy pocos tienen: cantar. Pero Lolita no cantaba así nomás, tenía la costumbre de afinar, de impostar correctamente, de respetar al autor y al músico que la acompañaba. ¡La pucha!!! Cuánta cosa rara hoy en día y, para colmo, todo junto en una misma cantante.
¡Qué suerte inmensa tuve de, además de escucharla durante toda mi vida, poder conocerla y ganarme su cariño!!!



Entrevistada por Pinky para el programa de televisión "La década del sesenta", Lolita relata cuales fueron las primeras canciones que cantó sobre un escenario ya como profesional.

1 comentario:

  1. Aquí sí que hay de todo, tal como lo anunciaron en la radio. Si alguien quiere conocer a Lolita que pase por este blog.
    Fue una gran artista, con una trayectoria impecable tal vez no reconocida en su justa dimensión. Hagamos justicia quienes apreciamos su inconmensurable talento no olvidándola. Este blog es un canal propicio para eso. Aprovechémoslo!!!
    Marta y Pablo Fernández

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