Nunca tendré del todo claro qué sucedió con todo el material de Lolita de los años ’60. En alguna ocasión llamé y/o escribí a varios canales de televisión preguntando por esta cuestión. Uno de ellos me respondió que no sabían qué había sucedido exactamente pero que lo más probable era que esas cintas –como tantas otras- se hubieran reutilizado (¡qué ahorrativos!). En otro canal aludieron a un incendio que devoró despiadadamente una innumerable cantidad de cintas grabadas. A mí lo que me parece realmente despiadado es el imperdonable descuido, la incomprensible displicencia, con que se ha tratado, y aún se trata, a buena parte de nuestra cultura nacional. Personas carentes de la sensibilidad recomendable y dueños de una ineptitud innegable han tenido bajo su tutela un tesoro valiosísimo, hoy irrecuperable.
Otros grandes artistas de nuestra escena parecen haber tenido más suerte al salvarse de las llamas o el reciclaje. Esto es bastante útil para seguir recordándolos y también para que las nuevas generaciones sepan quiénes fueron y qué hacían esos artistas “de ayer”. Aunque algún despistado no lo crea es mucha la gente, mayores y jóvenes, que por diferentes razones se interesan o investigan sobre este tema.
Lolita, en particular, no ha sido muy afortunada en este aspecto ya que no queda registro de sus trabajos como actriz, a excepción de su filmografía. Como si todo lo demás jamás hubiera existido. ¡Y vaya si existió!
Hoy muchos recuerdan a Biondi, Marrone o Sandrini no sólo porque hayan sido sus contemporáneos sino también, y sobre todo, porque un canal como “Volver” (por suerte) sigue emitiendo sus programas dando muestra de sus obras y refrescando sus personajes en la memoria popular. Muchos de los jóvenes de hoy pueden saber, gracias a lo mismo, que esa gente –y más que no estoy citando- han sido pilares de nuestra escena nacional.
Es una pena muy grande no tener la posibilidad de ver nuevamente obras como “El genio alegre” o “Sangre y arena” en la piel de Lolita. Es una pena muy grande no poder revivir comedias tan cautivantes y entretenidas como lo fueron “Candilejas” o “Mariana”, tan chispeantes como “Señorita Medianoche” o “Burbuja”, y como cada uno de aquellos trabajos que nuestra querida Lolita encaró con profesionalismo, eficacia, desenvoltura y respeto. Ah, sí…. talento, creo que le llaman.
Otros grandes artistas de nuestra escena parecen haber tenido más suerte al salvarse de las llamas o el reciclaje. Esto es bastante útil para seguir recordándolos y también para que las nuevas generaciones sepan quiénes fueron y qué hacían esos artistas “de ayer”. Aunque algún despistado no lo crea es mucha la gente, mayores y jóvenes, que por diferentes razones se interesan o investigan sobre este tema.
Lolita, en particular, no ha sido muy afortunada en este aspecto ya que no queda registro de sus trabajos como actriz, a excepción de su filmografía. Como si todo lo demás jamás hubiera existido. ¡Y vaya si existió!
Hoy muchos recuerdan a Biondi, Marrone o Sandrini no sólo porque hayan sido sus contemporáneos sino también, y sobre todo, porque un canal como “Volver” (por suerte) sigue emitiendo sus programas dando muestra de sus obras y refrescando sus personajes en la memoria popular. Muchos de los jóvenes de hoy pueden saber, gracias a lo mismo, que esa gente –y más que no estoy citando- han sido pilares de nuestra escena nacional.
Es una pena muy grande no tener la posibilidad de ver nuevamente obras como “El genio alegre” o “Sangre y arena” en la piel de Lolita. Es una pena muy grande no poder revivir comedias tan cautivantes y entretenidas como lo fueron “Candilejas” o “Mariana”, tan chispeantes como “Señorita Medianoche” o “Burbuja”, y como cada uno de aquellos trabajos que nuestra querida Lolita encaró con profesionalismo, eficacia, desenvoltura y respeto. Ah, sí…. talento, creo que le llaman.