viernes, 4 de junio de 2010

"Según pasan los años"

Podría contar aquel suceso, el de "Según pasan los años" de dos maneras diferentes o, mejor, desde las dos esquinas de una misma calle. En una se encuentra la ficha técnica, en la otra la memoria de la emoción.
La historia cuenta que Lolita Torres debutó en teatro en 1946 con la opereta "Zazá", en la que encarnó a La Bella Otero. Luego, participó en "Petit Café" en el Grand Splendid, con un elenco encabezado por Juan Carlos Thorry, Diana Maggi y Analía Gadé, cuyas recaudaciones se vieron ampliamente favorecidas a partir de la inclusión de Lolita que fue contratada por Thorry con ese objetivo precisamente. En 1952 tiene un protagónico junto a Juan Carlos Mareco con la comedia musical "Ladroncito de mi alma" que con notable frecuencia colgó el cartelito de "no hay más localidades".

La vida la fue llevanto por carrilles tan ajetreados como lo fueron la radio, el cine, dos bodas y varias maternidades, por lo que el teatro y la comedia musical debieron esperar varios años antes de volverse a dar.

Fue recién en 1968 cuando Lolita sintió que podía contraer el compromiso de entrega diaria que el teatro implica. ¡Por fin!!

"Según pasan los años" fue una comedia musical en tres actos y los tres personajes que encarnó Lolita recorrieron épocas diferentes; 1900, 1920 y 1968. Un elenco importante le daba verdadera jerarquía a la pieza teatral: Rodolfo Salerno, Enrique Liporace, Teresa Serrador, Osvaldo Terranova, Adolfo García Grau, son sólo algunos de aquellos nombres. Todos ellos bajo la dirección de Pedro Escudero. Un despliegue escenográfico poco común por entonces, un vestuario destacado y un manojo de canciones cautivantes fue el marco estelar que permitió el lucimiento impecable de su principal protagonista. Habían pasado muchos años desde "Ladroncito de mi alma" y la actriz y cantante había vuelto con todo.

En la otra esquina, refugio de una nostalgia bendita e imprescindible, conviven un montón de recuerdos del día en que vi "personalmente"a Lolita por primera vez. Tenía doce años y una ilusión gigantesca por conocerla. Verla "ahí nomás", tan cerquita de mí -que estaba sentada en la primera fila- actuando, cantando y bailando, en un entorno tan espectacular, produjo en mí un impacto tan fuerte, una conmoción tan intensa, que me dejó llorando durante varios días costándome salir de tan profunda emotividad.

Así la conocí. Así tuve su primer autógrafo. Luego volvería a aplaudirla hasta que me dolieran las manos, siempre de pie, a lo largo de mucho más de un centenar de espectáculos "en vivo". La escuché cantar en distintos escenarios, en variados entornos, diversos géneros musicales, con orquesta y a capella, y por eso digo que es la más grande, la más perfecta, absolutamente irremplazable. Una artista descomunal.

2 comentarios:

  1. Hola, recién hoy, en la madrugada del 9 de junio, descubro tu blog.Pertenezco a una familia cuyo amor por Lolita fue increíble.
    Más te digo: tuve una hermanita que era enferma y también ella amaba a Lolita. Cuando vino a mi ciudad, mi hermanita ya no podía salir. Fui al teatro y le conté todo acerca de ella: le dije que si una alegría podía tener en la vida era conocerla. Y vino a mi casa y le cantó una canción española... Sé que mi hermana Beba, ese día, fue feliz. Y se lo debo a Lolita.

    Estoy leyendo todo lo tuyo y comparto todo lo que decís... Cuando dan Cuarenta años de novios - que veo una y otra vez - me pregunto dónde están las otras...

    Volveré a tu blog, Nora, para poder leer todo.

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  2. Cristina, muchas gracias por estas palabras tan lindas y este emotivo recuerdo que dejás en el blog de Lolita, tuyo, mío y de todos aquellos que quieran compartir nuestros sentimientos y nuestra admiración. Me alegra mucho que te guste este rinconcito que hemos creado para homenajearla permanentemente. Muchas gracias por participar y si querés nos comunicamos por correo electrónico también.
    Un cariño. Nora

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