jueves, 18 de noviembre de 2010

ESPIANDO LAS PELÍCULAS VI


Es sabido por los allegados a la filmografía de Lolita que el pase de la productora General Belgrano a Argentina Sono Film representó un enorme progreso en lo que se refiere a la categoría de las producciones y a la posibilidad de ampliar el mercado. Esa primera trilogía de Ritmo, Sal y Pimienta, El Mucamo de la Niña y La Niña de Fuego en la que Lolita era algo así como una estrella ascendente quedaba atrás y ahora sí pasaba a ser la estrella absoluta, hecha y derecha, lo merecía y ya era el momento. Posiblemente quienes vieron desde siempre esas películas disfruten tanto de unas como de las otras pero existe, sin embargo, la tendencia a definirlas como “hermanitas pobres” o “trilogía mistonga”, en un decir más lunfa. Por supuesto esto es cierto pero por otro lado esas tres películas tienen una Lolita y algunas características que nunca más encontraremos después de este gran salto. Y ambas cosas no dejan de ser muy atrayentes.

Cuenta la historia que los hermanos Carreras cayeron una noche en el Goyescas y “se alzaron” con todo el elenco, o sea, con Lolita, Barbieri, Andreu y Climent. Algo así como la troupe que sería contratada para la trilogía. Cualquiera que presta algo de atención y deja de tener sólo ojos y oídos para nuestra homenajeada permanente se puede dar cuenta que esta chica para estar teóricamente en un papel protagónico está en una posición inquietantemente simétrica a los otros que eran comediantes populares ascendentes en ese momento, tanto es así que más de una vez los números musicales de Lolita están “severamente” interferidos o directamente incompletos . Aún así da gusto verla tan joven, tan brillante y tan suelta haciendo contrapunto con estos futuros ”pesos pesados” del music-hall argentino. El hecho de actuar con un no-galán como Alfredo Barbieri da la sensación de liberarla histriónicamente en muchos aspectos y todos esos “muchachones” con características tan locales, bien argentinos, le dan al juego escénico una dinámica particular.

Por supuesto , no quito méritos a la etapa que sucede a esta ya que tanta inversión y el hecho de catapultarla a estrella absoluta nos entregó momentos de antología pero también debo señalar que la circunstancia de que el galán haya pasado a tener un packaging for export , que ya no se pudiese ver en él al novio posible de la mayor parte de las chicas que iban al cine (Ricardo Passano era un porteño buen mozo, pero podía ser un “novio accesible”), que las historias hayan pasado a ser cada vez menos verosímiles y los teléfonos cada vez más blancos, le agrega ilusión y una supuesta universalidad, pero también tiende a alejarla de nosotros y tal vez a encerrarla en un estereotipo . ¿Qué hubiera pasado de no tener esa etapa pseudo-hollywoodense? No me refiero a los fines del negocio cinematográfico sino al desarrollo artístico de Lolita y fundamentalmente al desarrollo de su imagen. Tal vez la carga de ese estereotipo quitó la posibilidad objetiva (y también subjetiva) de gozar ella misma de plasticidad en su proyección no tanto como cantante (eso supera cualquier escollo dadas las características sobrenaturales de su canto) sino en otros roles que hubiese podido abordar natural y eficazmente. Nunca lo sabremos pero puede ser interesante imaginarlo. Esta escena amorosamente recuperada por nuestro amigo “estrannic” de la copia que tenemos de El Mucamo de la Niña (digo “tenemos” porque las de todos están en las mismas condiciones….¿QUÉ PASÓ CON ESA PELÍCULA?), este Zurra que zurra que nos canta esta chica tan desenvuelta y atractiva nos estimula a observar esos detalles y libremente dejar volar nuestra imaginación.




martes, 7 de septiembre de 2010

Espiando a cevozza

Mi amiga cevozza, mi socia en este blog, viene realizando una serie de “espiando” películas de Lolita, casi siempre sobre los detalles en los que otro espectador no suele reparar. Sin embargo, tenemos un problema: hay cosas de algunas de ellas que no le gustan nada (lo cual no tiene nada de malo, porque en una carrera tan profusa como la de Lolita es lógico, y hasta saludable, que no todo guste por igual por muy fan que una sea). El punto es que mi amiga cevozza se pone de mal genio cuando algo no le gusta. Lo que se dice “de pocas pulgas”. Entonces, por no perder la compostura, es que no se atreve ya no digo a espiar sino ni siquiera a asomarse a aquel título que unió a Lolita con Luis Sandrini y que fue Pimienta.
Y yo, a pesar de que a mí esa peli me gusta bastante, puedo comprenderla: a Lolita se la ve hermosísima, radiante, plena, fresca, vital. Con un brillo especial. Y claro que da fastidio que, siendo así, casi no exista una historia de amor “con todas las de la ley” en la que se saque rédito de tanta belleza. A Pimienta (Sandrini) se lo ve impactado por la Dra. Laura (Lolita) desde el inicio, pero no hay una historia entre ellos que tenga la fuerza debida a excepción de los constantes piropos del deslumbrado hombre. Todo transcurre dentro de cánones exageradamente previsibles, sin apenas un poco de deseo, ni una pizca de seducción, aunque sí algunas raciones de ternura. Para colmo, Sandrini era ya un señor mayor y su tipo no daba en absoluto con el del soñado galán, con lo cual, al lado de una espléndida Lolita, más se acentuaba la brecha.
El libro gira alrededor de Pimienta; y la Dra. Laura, que no es la excepción, gira en torno a Pimienta como un satélite alrededor de un planeta. Sin embargo, Lolita hace que su presencia en la película esté más que justificada, realiza una labor eficiente, se muestra como una sólida comediante, sin desbordamientos inútiles. Lolita ilumina con su luz, singular e inextinguible, a la Dra. Laura.
Por otro lado, no hace falta aclarar que las condiciones actorales de Luis Sandrini están fuera de discusión y que de ninguna manera son el punto en cuestión.
Cevozza no quiere “espiar” Pimienta. Se tiene miedo. No quiere perder los estribos. “¿Por qué con ese señor tan mayor?” dice ella. “¿Por qué esas canciones? Tanto esplendor (de Lolita, obvio) desperdiciado?” insiste con bronca.
La verdad, es mejor que no la espíe porque pierde el buen humor que habitualmente la caracteriza.

Como yo no puedo espiar las películas, me permito espiarla a ella, a cevozza digo, porque al final ella también es todo un personaje.




"Los payasos", de Leopoldo Díaz Vélez y Tito Ribero, interpretada por Lolita y Luis Sandrini.

domingo, 15 de agosto de 2010

ESPIANDO LAS PELÍCULAS V

María del Carmen es una chica adorable pero no para de meter la pata, tiene a sus abuelos en vilo todo el tiempo, esa pobre gente hace las veces de padres, de cómplices y tratan de tapar todas las macanas de la nieta. Pero María del Carmen también es “La mejor del colegio” y eso no es poca cosa…. La Mejor del colegio o La colegiala apasionada o Самая лучшая в школе (1953) es un peliculón en su género, tanto es así que si hubiese sido filmada en Estados Unidos seguramente hubiese sido parte de aquella fantástica antología del cine musical que fue “That’s entertainment”(1974), pero la filmaron en Argentina y no está incluída en nada que se le parezca. Más allá de todos los enredos y las situaciones cómicas que aparecen todo el tiempo y los excelentes actores como Ramón Garay y Francisco Álvarez tiene números musicales muy atractivos, incluso mucho más atractivos de lo que pensé durante toda mi vida. Ya es sabido que como tantas otras cincuentonas yo nací viendo esa película de modo que mi objetividad es prácticamente nula, sin embargo algunos detalles que surgieron a través de los videos en Youtube me llamaron a la realidad y a un esbozo de objetividad. Como consecuencia del “éxito” (dentro del número de visitas que puede llegar a tener un video de nuestra homenajeada, estar arriba de 11000 y sin ninguna compañía que atraiga público, es un suceso inigualable) que el video “Dile que venga por ti” viene arrastrando y por haber recibido en los últimos días comentarios de lugares como Australia, Isla de Malta, Italia, fans de Gigliola Cinquetti que tuvieron acceso al video por recomendación de un argentino pro Gigliola, en fin, decidí que era el momento de abordarlo.

Recordemos la escena en que Gervasio (el padre de la chica) mandado a llamar para tomar cartas en el asunto de la expulsión de su hija del colegio, ya saturado de las consecuencias del “mal” comportamiento de María del Carmen le dice sin rodeos:
…. Naciste tú y perdí a tu madre…. ( Comellas era español pero los parlamentos oscilan permanentemente entre el tu y el vos, Francisco Álvarez tiene un tratamiento mixto constante) , sentencia que es inmediatamente retrucada por el abuelo Benavídez:…. “Esto es una brutalidad” (¡y se quedó corto!) a lo que Gervasio responde:…”Esto es un desahogo….. esto es un………” (sí señores esto es un flor de infarto del miocardio). Gracias a Dios y a las buenas artes del doctor Marcelo, don Gervasio se salva porque la pobre chica no sería muy juiciosa pero ya tenía suficiente con la madre muerta para, el colmo de los males, ¡“cargarse” también al padre! … pero no, Gervasio se recupera y además no le viene otro infarto cuando se da cuenta que la nena está evidentemente enamorada y correspondida por el doctor Marcelo que está supuestamente casado.
De todas maneras María del Carmen la está pasando mal, la chica no duerme y en una de esas noches en vela, como ya vimos era su costumbre, se levanta de la cama y en uno de los modestos saloncitos de su humilde mansión contempla el óleo (en esa época no era otra cosa) tamaño natural de su madre muerta, un cuadro monumental con “un algo” de Julio Romero de Torres. Además pone un 78rpm grabado por su madre y que le está dedicado por su incondicional abuelo. En ese preciso instante se desata esta escena electrizante.


“Dile que venga por ti” es una zambra, como “ La Niña de Fuego” o “Martirio de Amor”, que de acuerdo con la definición que da Susana Navalón en la columna Los Palos del Flamenco de una página dedicada al tema, la zambra en lo que se refiere al canto tiene un origen muy antiguo pero devino en “canción aflamencada” debido a las versiones orquestales aparecidas en los años 40. “Dile que venga por ti” es de autoría de Salvador Valverde y Ramón Zarzoso pero curiosamente esta canción no figura en el espacio que Argentores dedica a Valverde dentro de las compuestas en asociación con Zarzoso (?).
Cuando el retrato “cobra vida” la preciosa madre de María del Carmen está en una taberna donde algunos bailan con atuendo de los majos y majas de la época de Carlos III, ante un público ambientado en el siglo XIX por el aspecto de "contrabandistas" estilo Carmen ( la de Bizet), pero más allá del detalle, la escena es impecable por su coreografía, su desarrollo y esa protagonista deslumbrante. La versión que se canta en esta oportunidad es abreviada, suponiendo que la que existe grabada por Imperio Argentina es la original y completa que comienza por el estribillo (el maravilloso: paloma que desde el cielo….). Nuestra versión quedó muy aceptable a pesar de la poda, sin embargo la estrofa por la cual nos enteramos por qué la canción se llama así no la canta, de todas maneras yo pasé toda una vida sin darme cuenta y aquí estoy…. La canción es preciosa, a la altura de otras composiciones de la misma dupla y aunque la versión de Imperio es obviamente magnífica la de la película que tratamos, tiene un tiempo más lento que favorece mucho más la interpretación. Lolita canta divinamente y como es de suponer NO está grabada como Dios manda, de modo que continúen extrayéndola del video porque creo que jamás la encontraremos y difícilmente contaremos con la buena voluntad de sus herederos.
Disfruten una vez más de este excelente video de expansión mundial ¡en serio!


lunes, 9 de agosto de 2010

Las últimas películas

La última película que Lolita filmó en la década del '60 fue "Pimienta", junto a Luis Sandrini y un importante elenco (ver filmografía). Su retorno al cine se produjo varios años después con "Joven, viuda y estanciera", junto a Jorge Barreiro e Ignacio Quirós, estrenada en septiembre de 1970.
Dos años más tarde se estrenó la que sería su última película: "Allá en el Norte", con Carlos Estrada e Idelma Carlo.
Con estos títulos, la faceta cinematográfica de Lolita Torres tocó punto final.



lunes, 5 de julio de 2010

ESPIANDO LAS PELÍCULAS IV

De haber nacido 20 años antes Lolita hubiese sido de la partida de las grandes “cancionistas de tango” que aún hoy son referentes y sobre las que toda intérprete de tango vuelve una y otra vez. Desde Ada Falcón hasta Tita Merello pasando por Libertad Lamarque quien fue la que tuvo mayor proyección internacional y también amplitud forzosa en su repertorio, en aquellos primeros años el cine sonoro argentino basó su faceta musical en ese elenco de cantantes.

Lolita llega después. Sabido es por todos como confluyen en la historia artística de Lolita la tendencia fuertemente española de los principios de los 40 producto de la inmigración masiva que ocasiona la posguerra con esa increíble ductilidad y talento innato para interpretar la música española para que, por lo menos inicialmente, el producto artístico que es puesto en el mercado haya sido exclusivamente el resultado de este cruce. Tan maravillosa fue en este género que difícilmente logró “despegarse” de ese perfil aunque intentó abrir el juego ya de entrada, al menos en las películas que nos ocupan.

En 1955 se estrenan Más pobre que una Laucha y Un novio para Laura, en la primera canta “Caminito” y en la segunda “Caminito Soleado”, ambos caminitos muy transitados por Carlos Gardel, cantante idolatrado por Lolita (y por unos cuantos más) ya eran clásicos de la música nacional. Las interpretaciones son antológicas y dudo que hasta el momento sean justamente tenidas en cuenta como tales.

En la versión de “Caminito Soleado” (Gardel –Le Pera) con la que Laura se luce en la supuesta fiesta de compromiso, Lolita tiene una energía y una actitud física innegablemente criolla y gardeliana, el arreglo (guitarras celestiales y piano) , según los créditos de la película, debe ser del maestro Domingo Marafioti y realmente es magnífico. Dios ha querido (porque en materia de nuestra homenajeada permanente casi todo está en manos de Dios…. ) que tengamos una excelente copia de la película y puede ser bien apreciada esta maravillosa interpretación en el videoclip.

Con “Caminito” (Juan de Dios Filiberto- Coria Peñaloza) ya no tenemos tanta suerte, la copia es pésima y se desluce mucho la versión. El arreglo es de Tito Ribero y es el tango con que Analía hace su primera aparición en Chez Patachon. Aun en esta bruma audiovisual la interpretación es conmovedora.

Las versiones grabadas en estudio de ambos “caminitos” nunca fueron reeditadas y sólo contamos con las recuperaciones caseras de los registros originales. Y no sigo adelante para no llorar.



miércoles, 30 de junio de 2010

Al Norte de la luna

En el tercer acto de "Según pasan los años", Lolita dio vida a Marisabel. Así cantaba el ritmo de los '60, en una canción compuesta especialmente para ella por Palito Ortega.

viernes, 18 de junio de 2010

"Según pasan los años" - Titina - La chica del 17

En el personaje de Isabel, así transitaba su voz por la música de los años '20.

lunes, 14 de junio de 2010

Mujer de Torero

Así cantaba la copla Lolita en su personaje de Maricarmen, ubicado en el año 1900. "Según pasan los años", comedia musical, 1968.

viernes, 4 de junio de 2010

"Según pasan los años"

Podría contar aquel suceso, el de "Según pasan los años" de dos maneras diferentes o, mejor, desde las dos esquinas de una misma calle. En una se encuentra la ficha técnica, en la otra la memoria de la emoción.
La historia cuenta que Lolita Torres debutó en teatro en 1946 con la opereta "Zazá", en la que encarnó a La Bella Otero. Luego, participó en "Petit Café" en el Grand Splendid, con un elenco encabezado por Juan Carlos Thorry, Diana Maggi y Analía Gadé, cuyas recaudaciones se vieron ampliamente favorecidas a partir de la inclusión de Lolita que fue contratada por Thorry con ese objetivo precisamente. En 1952 tiene un protagónico junto a Juan Carlos Mareco con la comedia musical "Ladroncito de mi alma" que con notable frecuencia colgó el cartelito de "no hay más localidades".

La vida la fue llevanto por carrilles tan ajetreados como lo fueron la radio, el cine, dos bodas y varias maternidades, por lo que el teatro y la comedia musical debieron esperar varios años antes de volverse a dar.

Fue recién en 1968 cuando Lolita sintió que podía contraer el compromiso de entrega diaria que el teatro implica. ¡Por fin!!

"Según pasan los años" fue una comedia musical en tres actos y los tres personajes que encarnó Lolita recorrieron épocas diferentes; 1900, 1920 y 1968. Un elenco importante le daba verdadera jerarquía a la pieza teatral: Rodolfo Salerno, Enrique Liporace, Teresa Serrador, Osvaldo Terranova, Adolfo García Grau, son sólo algunos de aquellos nombres. Todos ellos bajo la dirección de Pedro Escudero. Un despliegue escenográfico poco común por entonces, un vestuario destacado y un manojo de canciones cautivantes fue el marco estelar que permitió el lucimiento impecable de su principal protagonista. Habían pasado muchos años desde "Ladroncito de mi alma" y la actriz y cantante había vuelto con todo.

En la otra esquina, refugio de una nostalgia bendita e imprescindible, conviven un montón de recuerdos del día en que vi "personalmente"a Lolita por primera vez. Tenía doce años y una ilusión gigantesca por conocerla. Verla "ahí nomás", tan cerquita de mí -que estaba sentada en la primera fila- actuando, cantando y bailando, en un entorno tan espectacular, produjo en mí un impacto tan fuerte, una conmoción tan intensa, que me dejó llorando durante varios días costándome salir de tan profunda emotividad.

Así la conocí. Así tuve su primer autógrafo. Luego volvería a aplaudirla hasta que me dolieran las manos, siempre de pie, a lo largo de mucho más de un centenar de espectáculos "en vivo". La escuché cantar en distintos escenarios, en variados entornos, diversos géneros musicales, con orquesta y a capella, y por eso digo que es la más grande, la más perfecta, absolutamente irremplazable. Una artista descomunal.

miércoles, 2 de junio de 2010

Otro "Según Pasan los Años"



El 24 de agosto de 1968 me llevaron a ver Según Pasan los Años, digo me llevaron porque yo tenía 11 años y a pesar de haber ocurrido una pérdida, una muerte muy inesperada e importante en mi familia, me llevaron a ver a Lolita.

Fue la primera vez que entré al Teatro Avenida, teatro que por muchos motivos, ya sea por las infinitas temporadas de zarzuela o en los últimos años las de ópera seguí frecuentando siempre, el bautismo fue completo: Lolita + el que después sería uno de los dos teatros de mi vida .

Creo que esa tristeza de fondo también contribuyó a que el gran acontecimiento fuese mucho más luminoso y me aferrara a cada sonido e imagen porque es increíble que recuerde tantos detalles, algunos puede ser que los haya inventado, pero los recuerdo todos, los reales y los inventados.

Prescindiendo de todo fanatismo (!!!!), mi archivo de memoria “realme dice que debe haber sido un acontecimiento teatral de importancia, esa tapa de la Revista 7 días y la nota no eran para cualquiera, Lolita estaba preciosa tenía

38 años que es una edad espléndida y ella lo estaba, creo que fue un punto culminante en su carrera y es muy lamentable el no tener acceso a algún momento de aquella actuación si es que existe en algún archivo privado.

Lo único que surgió fue este reportaje un tanto confuso pero expresivo y espontáneo como espontánea es la carcajada de Lolita.

Nos pareció simpático incluirlo porque si bien es un tanto fugaz da una semblanza de la época. Demás está decir que espero que los nostálgicos no se derrumben al ver una “estrella” con ese glamour , esa distinción en la expresión, con ese castellano tan bien articulado y fonéticamente una música para los oídos…. y a su entorno tan formal y galante. ¡ No se tiren por la ventana!!!! Si quieren consolarse piensen en todo lo que ganamos en comunicación (algo es algo).

Lolita cantaba infinidad de canciones, argentinas, españolas, modernas, antiguas…. Hacía (como era su costumbre) de abuela, de madre, de nieta , estaba triste, contenta, bailaba…en fin eso era una cosa de locos. Miles de cambios de escenario, de ropa, desde una minifalda hasta un vestido alucinante plateado que jamás se me borró de la cabeza (y esto fue real) para el cierre que dejaba alienado a todo el público ( de ahí vengo yo en este estado).

En fin nunca, nunca dejaré de agradecer a mi tía y al marido que tenía en esa época (un ángel del cielo) que a pesar de todos los males aquel sábado 24 de agosto de 1968 me dieron la oportunidad de ver ese espectáculo y ser tan inmensamente feliz como para que me dure para siempre.



sábado, 22 de mayo de 2010


Noche de gala en Moscú (1963)


En esta fotografía, tomada en el Planetario de Moscú, Lolita se encuentra acompañada por Oleg Anofriyev,famoso artista del cine ruso (1963)

sábado, 15 de mayo de 2010


Aquí puede verse a nuestra querida Lolita en ocasión de realizar un tour por lugares históricos de Moscú,ofrecido especialmente a los invitados al Festival de Cine.

viernes, 14 de mayo de 2010

1963

Cuando sentí casi la compulsión y la obligación moral de empezar a subir videoclips de las películas de Lolita al Youtube, sin darme cuenta transité de un ámbito personal hermético que hasta ese momento parecía inmutable a algo que podría asemejarse a abrir de par en par una casa para los demás. A partir de la nueva experiencia y los vínculos que trajo (como esta sociedad con Norita que me honra) comencé a “repensar” a Lolita, “revisitarla”, y algunos otros neologismos en los que el prefijo “re” es ineludible. Jamás había reparado ni me había detenido en muchas cosas de su persona y de su vida, no por falta de interés o desconocimiento sino porque no había tenido ninguna necesidad de hacerlo, pero hubo un episodio que me puso en las narices un capítulo interesante, en julio de 2009 estaba una noche chateando con mi noctámbula, rusa y querida amiga Firu (¡Firusa está en Rusia!) cuando repentinamente en mi correo aparece un mensaje en el que un usuario de Bulgaria me presentaba un video que había subido y como deducía por mi video de Molinos de Viento II que yo tenía Ritmo Nuevo y Vieja Ola me proponía un canje, yo le mandaba la película (en la que en realidad estaba interesado porque actúa Dean Reed quien fue muy popular en la ex URSS) y él el programa completo que incluía el pasaje que me mostraba. El intercambio se realizó con éxito.

El videoclip se llamaba Lolita Torres-1963 y me dejó sin habla (¡ pero no sin dedos por eso inmediatamente se lo comuniqué a mi amiga en el chat!).
Y es gracias a mis memoriosos amigos rusos que que ese programa se llamaba : “Goluboy Ogoniok” ( cuya traducción estaría relacionada en principio con la luminosidad celeste que emite la pantalla de televisión) que ese día recibía a algunos de los invitados al Festival de Cine de Moscú, por supuesto estaba Lolita que llevaba “40 años de Novios”, Yves Montand, Simone Signoret y unos cuantos más…..

1963 además (y especialmente) fue el año en que Lolita fue por primera vez a Rusia.
Desde el año 55 hasta el 63, por lo que me cuentan, se mantenía viva la llama después del flechazo producido por “La Edad del Amormediante la radio, algunos discos de acetato , algún EP (extended play) , el estreno en el 58 de “Un Novio para Laura” y en el 60 de “Amor a Primera Vista”, algunos artículos en las revistas… pero en fin, faltaba lo principal: la visita de Lolita. Ese video nos muestra con bastante fidelidad el entusiasmo que ocasionó su presencia, la gente arremolinada alrededor de su mesa y muchísimo movimiento y agitación. Además de ser su intervención adorable, el cameraman la homenajea con unos primeros planos fabulosos en este pasaje, pero en otro videoclip (también en Youtube) que tiene por protagonista a un cantante popular, mientras este interpreta una canción, Lolita continúa siendo favorecida con otros primeros planos mientras se abanica y Dios sabe en qué piensa (¿en qué piensa Lolita?).

Existen otras filmaciones con otros momentos de aquella visita y muchísimas fotos ,en blanco y negro, preciosas y conmovedoras, a mi criterio, por lo que expresan: esa mujer tan joven y linda en un estado de encantamiento notorio al caer de improviso en una cultura diferente que le reservaba la sorpresa de un amor sincero y cálido.

Gracias al usuario búlgaro, a tantos admiradores rusos y a nuestra propia cosecha hemos podido reconstruir aunque sea sólo unos pequeños reflejos de ese viaje.
A mí personalmente me impresionan mucho las fotos de esta visita, en general soy más “adicta” a los audios, pero estas fotos me transmiten algo mágico que nunca percibí en otras y repito lo del encantamiento y esa especie de sorpresa permanente y más allá de todo control. En estas imágenes yo veo una Lolita transparente y luminosa que no puede… ni quiere volver en sí.




jueves, 29 de abril de 2010

Lo que el fuego se llevó

Nunca tendré del todo claro qué sucedió con todo el material de Lolita de los años ’60. En alguna ocasión llamé y/o escribí a varios canales de televisión preguntando por esta cuestión. Uno de ellos me respondió que no sabían qué había sucedido exactamente pero que lo más probable era que esas cintas –como tantas otras- se hubieran reutilizado (¡qué ahorrativos!). En otro canal aludieron a un incendio que devoró despiadadamente una innumerable cantidad de cintas grabadas. A mí lo que me parece realmente despiadado es el imperdonable descuido, la incomprensible displicencia, con que se ha tratado, y aún se trata, a buena parte de nuestra cultura nacional. Personas carentes de la sensibilidad recomendable y dueños de una ineptitud innegable han tenido bajo su tutela un tesoro valiosísimo, hoy irrecuperable.
Otros grandes artistas de nuestra escena parecen haber tenido más suerte al salvarse de las llamas o el reciclaje. Esto es bastante útil para seguir recordándolos y también para que las nuevas generaciones sepan quiénes fueron y qué hacían esos artistas “de ayer”. Aunque algún despistado no lo crea es mucha la gente, mayores y jóvenes, que por diferentes razones se interesan o investigan sobre este tema.
Lolita, en particular, no ha sido muy afortunada en este aspecto ya que no queda registro de sus trabajos como actriz, a excepción de su filmografía. Como si todo lo demás jamás hubiera existido. ¡Y vaya si existió!
Hoy muchos recuerdan a Biondi, Marrone o Sandrini no sólo porque hayan sido sus contemporáneos sino también, y sobre todo, porque un canal como “Volver” (por suerte) sigue emitiendo sus programas dando muestra de sus obras y refrescando sus personajes en la memoria popular. Muchos de los jóvenes de hoy pueden saber, gracias a lo mismo, que esa gente –y más que no estoy citando- han sido pilares de nuestra escena nacional.
Es una pena muy grande no tener la posibilidad de ver nuevamente obras como “El genio alegre” o “Sangre y arena” en la piel de Lolita. Es una pena muy grande no poder revivir comedias tan cautivantes y entretenidas como lo fueron “Candilejas” o “Mariana”, tan chispeantes como “Señorita Medianoche” o “Burbuja”, y como cada uno de aquellos trabajos que nuestra querida Lolita encaró con profesionalismo, eficacia, desenvoltura y respeto. Ah, sí…. talento, creo que le llaman.

martes, 27 de abril de 2010

Algo más sobre la actriz y la tele

En todos los casos, las entretenidas telecomedias que Lolita protagonizó durante los '60, fueron ciclos de tres meses de duración. Los dos últimos fueron la maravillosa “Mariana”, con Jorge Barreiro, Floren Delbene, Eva Franco, Miguel Ligero, Juan Carlos Altavista, Aurora Delmar, entre tantos otros notables artistas, en 1966, y “Burbuja”, que transcurría en un ambiente circense, junto a Ernesto Bianco, José María Langlais, Miguel Ligero, Gloria Guzmán, Javier Portales, Tincho Zabala, Juan Carlos Altavista, Aurora Delmar, etc. en 1967.
Aquellos programas tuvieron un rating muy alto y esto se reflejó en 1966 cuando muchas nenas fueron bautizadas con el nombre de Mariana.
¿Quién no cantó alguna vez las canciones de Lolita? ¿Quién no soñó con aquellas películas o aquellas comedias? A mí, en lo personal, además de hacerme soñar me proporcionaron una alta dosis de magia y felicidad.
Ya en los finales de los ’60, y también para televisión, Lolita protagonizó una serie de unitarios: “El genio alegre” con José María Vilches, “Mi prima está loca” con Rodolfo Salerno, “Sangre y arena” con Rodolfo Bebán y “Gorrión” con José María Vilches.

Paralelamente, y durante toda la década, desarrolló su labor exclusiva como cantante en incontables recitales o presentaciones en programas tales como “Sábados Circulares”, “Sábados Continuados”, “Sábados de la Bondad”, “Casino” y “El Mundo del Espectáculo” por sólo citar algunos de ellos.

La actriz y la tele


En diciembre de 1960, a algo menos de dos años de viudez, Lolita se volvió a casar. Esta vez fue con Julio César “Lole” Caccia, joyero de profesión, con quien tuvo cuatro hijos más. Y aunque siempre se habla de Lolita por sus dotes como cantante o por sus películas inolvidables, lo cierto es que hubo una etapa de su trayectoria mucho más signada por la televisión que por el cine: la de los años ’60.
Todos los adultos recordamos con grata nostalgia aquellos programas y canciones que fueron parte de nuestra infancia. Para quienes tenemos algo más de cincuenta añitos, las comedias de Lolita formaron parte de la estructura fundacional de nuestra memoria televisiva.
Yo era muy chiquita y por esa razón no vi “La casa de La Troya” ni “El sí de las niñas”, ambas en Canal 9. En cambio, tengo recuerdos borrosos, muy vagos (peor es nada) de “La hermana San Sulpicio”. Con apenas cuatro años de edad, yo estaba totalmente deslumbrada por esta artista, como adivinando precozmente las justificadas razones que de más mayor hallaría para tanta admiración.
Lo difuso de las escenas que permanecen en mi memoria no impide que recuerde con especial cariño a “Señorita Medianoche”, que Lolita protagonizó en 1963 junto a Rodolfo Salerno, esta vez para Canal 11 (quienes hayan visto “Destino de un capricho”, con Sandro, sepan que es una adaptación de “Señorita Medianoche”, en ese caso para un personaje masculino, y que su libro pertenece a Abel Santa Cruz).
Por aquel entonces yo cantaba a toda hora y en todo lugar la canción que fue cortina musical del programa. En realidad, no era solamente yo la que se la sabía de pé a pá, todo lo contrario, eran muchos, muchísimos más, aquellos que cantaban o tarareaban esa canción. ¿No la recuerdan? No importa. Aquí está para deleitarnos y recordar:


Un año más tarde, Lolita desempeñó un doble rol al encarnar a dos hermanas mellizas en “Dos gotas de agua”. Sus compañeros fueron Fernando Siro y Marcos Zucker.
Una hermosa canción, compuesta por Rodolfo M. Taboada y Tito Ribero, llevó el nombre de esta comedia y fue su leitmotiv.
Con sólo un click la tenés en este blog:


En 1965, su nuevo trabajo se tituló “Candilejas” y en él encarnó tres personajes distintos: la abuela, la madre y la hija, a través de tres épocas diferentes. La acompañó un elenco importantísimo, en el que destacaban Jorge Salcedo, Jorge Barreiro, Teresa Serrador, Miguel Ligero y Adolfo García Grau. Tengo recuerdos bien nítidos de una Lolita vestida con atuendos pertenecientes a tres épocas tan distintas como lo fueron el 1900, los años ’20 y los ’60, en cada caso espléndida y radiante. La particularidad de su libro le permitió desplegar un abanico de canciones de géneros variados, virtud que siempre la ha caracterizado convirtiéndola en única e irrepetible.
Nada, nada de nada, podía conseguir que yo me perdiera un solo capítulo de aquellos programas. Esta fue la cortina musical que hoy probablemente muy pocas personas recuerden:

lunes, 19 de abril de 2010

ESPIANDO LAS PELÍCULAS III



ALGO SOBRE SOLEDAD REALES

Soledad Reales para un tradicional fan de Lolita Torres en Argentina, puede ser sólo el nombre del personaje de la madre en La Edad del Amor. Para un fan de la ex URSS es “casi “ como si fuese Lolita misma.
Debemos recordar que para el año 54, cuando se estrena la película, Lolita ya tenía más de una década de carrera profesional exitosa y desde el 51 al 54 cinco películas como protagonista, excelentes comedias y de gran suceso; en tanto que el estreno de La Edad del Amor en la URSS es en el verano boreal de 1955 y “la primera Lolita” que ven y que oyen es y está en EL personaje de Soledad Reales. Me encantaría haber vivido esa situación, yo soy prácticamente contemporánea a esta película y crecí teniéndola totalmente incorporada, no puedo registrar el momento del encuentro, ni con Lolita ni con la película pero no me cabe duda que es una ocasión ideal para un contundente “coup de foudre” y de hecho lo fue. No hubo retorno.

Soledad Reales, esa flaca con un carácter de los mil demonios está “teóricamente” en pantalla los primeros 20 minutos de película, en ese breve lapso no deja de sacudirnos, canta “Mala Entraña”, tiene la famosa escena con Alberto (abuelo) y nos termina arrasando con “No me mires más”. Un trayecto brutal. Y esto me permite inferir que había mucha fe en esta película porque mandar artillería tan pesada así “para empezar”sólo puede comprenderse teniendo la certeza de que no se iban a quedar “cortos”. Lo que venía después también era potente. Sin embargo en esos primeros minutos asistimos a uno de los momentos más conmovedores del cine musical. Luego de la escena que yo no equipararía a la Dama de las Camelias sino directamente a La Traviata porque el peso de la música es fundamental, el drama llega al punto culminante ( ¡a los 20 minutos!). Como sabemos, el padre a espaldas del hijo viene a imponer, negociar , suplicar, sobornar, todo eso junto, la “libertad” de su hijo, Alberto (hijo) tiene que quedar sí o sí libre de ese compromiso, de lo contrario como castigo a la exogamia todas las puertas le serán cerradas. Soledad Reales, La Chispera, acorralada y enamorada, se inmola. Esa inmolación está contenida en No me mires más, que en este caso (y como pocas veces en este tipo de comedia) se constituye funcionalmente como una verdadera aria al mejor estilo del teatro lírico, está absolutamente inserta en el argumento. Es un punto epifánico, algo temprano quizás, que a mi criterio se correspondería en La Traviata con la famosa súplica de la protagonista sintetizada en el “Amami Alfredo….”, a partir de ese momento, en ambos casos, la historia cambia de rumbo, se queman las naves y los personajes quedan inevitable y dolorosamente perdidos . Soledad huye con Valentín y Alberto con la novia y su raqueta. Todos serán desgraciados.

“No me mires más” es una canción bella e intensa, la interpretación tanto en la película como la versión de estudio es maravillosa en todo sentido, el arreglo musical basado en cuerdas fundamentalmente le da ese clima de turbulencia y repetición, la súplica (la súplica finalmente) es como una marea que va avanzando y el crescendo dramático es profundo y devastador. Lolita hace una interpretación magistral en todo sentido.
Hay muchas versiones en ruso desde la de la soprano Aleksandra Kovalenko o del conjunto de cámara Teatro Coral de B. Pevzner ( Хоровой театр Б Певзнера) estas de concierto, hasta algunas de corte más popular como Anastasya Maksimova o la de Natalia Oreiro en castellano motivada por su éxito en Rusia. Es decir: es una obra que alcanzó extraordinaria universalidad porque esta canción es arte en sí misma pero fundamentalmente, creo yo, porque fue dada a conocer por Lolita. Los verdaderos artistas y, especialmente en este caso, cuando estos verdaderos artistas son cantantes (una cosa no trae la otra, al contrario es bastante difícil encontrarlas en una misma persona) logran hacer arte donde no hay pero en esta canción hay arte y Lolita con esta extraordinaria escena despliega todas las posibilidades de esta obra. Y lo que es más, no la agota, simplemente la entrega al mundo.

Después de semejante momento la película podría haberse precipitado “al abismo” pero no fue así, la ausencia, el recuerdo para bien o para mal de Soledad acompaña a los personajes y se integra a la trama toda la película, desde lo verbal, desde una foto en el escritorio de Mendiondo o el famoso cartel rescatado del sótano del teatro. Posiblemente el público no del todo interesado o interiorizado en el teatro cantado o teatro lírico aun siendo admirador de Lolita pueda no tener la idea acabada de la dimensión de este momento y este personaje, creo que revalorizándolos nos acercamos un poco más a llegar a tener una ajustada percepción de la estatura artística de nuestra querida “homenajeada permanente”.












Su primer protagónico en el cine:
"Ritmo, sal y pimienta", junto a Ricardo Passano.
1951

De gira










Lolita en una gira por diferentes países de América.
En esta foto la vemos en México, en 1947.
Toda su gracia, toda su personalidad, de manifiesto sobre cada uno de los escenarios que pisó.

Lolita rubia


Una imagen pocas veces vista, o quizás ninguna, de 1944.
Apenas 14 años de edad, luciendo un maquillaje y un peinado que le aportaban algunos años más.
Lindísima.
Diferente.
Expresiva.
Simplemente Lolita...

lunes, 5 de abril de 2010

ESPIANDO LAS PELÍCULAS II

¿Qué me hacés Julito????


¿Alguien se habrá preguntado esto? Lolita misma, ¿se lo habrá preguntado?
“La Maestra Enamorada”(1960) no es de mis “imprescindibles” pero le tengo cariño porque fue la primera película que vi en mi vida en un cine. Y la primera vez que vi a Lolita en colores. Dejando este detalle aparte me parece que es una película básicamente para ver y escuchar a Lolita. Justamente dentro de ese contexto contemplativo me di cuenta de algo, de una situación “de arrastre”, de una censura encubierta ( ¿inadvertidamente encubierta?) : en ese ambiente que ya se perfila sesentista por la moda, el decorado del salón y una atmósfera muy de la época asistimos a una escena que ya comienza con un mal presagio: apenas empienzan los acordes de Molinos de Viento en versión “boite” (para no desentonar con la época), una escena interfiere en la secuencia que tenemos en puerta, unos señores comensales se sientan a la mesa y aparentemente todo no va a quedar ahí.

“Molinos de Viento” fue presentada como “opereta española” y estrenada en 1910; su autor, Pablo Luna como otros de la época denominaron estas obras bajo el nombre de opereta en parte porque no se desarrollaban en España, Molinos de Viento está ambientada en Holanda, y por otro lado para “despegarse” de las posibles conexiones de la zarzuela con el género revisteril, de hecho en 1910 se estrena también “La Corte de Faraón” de Vicente Lleó que aun ahora, cien años después se sigue representando y sigue resultando magnífica en su género. El pasaje de “Yo he pasado la vida en un sueño” aparece en la “opereta” en el dúo de Margot y Romo. En medio de un equívoco Margot lee esta carta de amor. La melodía inspiradísima se repite hasta terminar la opereta en diferentes circunstancias. Es decir no es estrictamente una romanza o un aria sino un pasaje que actúa como leit motiv. Lolita incluye esta versión “romanza” de “Yo he pasado…..” en dos películas, la primera en “La Maestra Enamorada” con este estilo intimista y la segunda en “Ola Eterna” (de Ritmo Nuevo y Vieja Ola en 1965), con un formato más tradicional.
Ambas versiones son magníficas. Lolita, como es habitual, se pone al servicio de la obra y no solamente aprovecha íntegramente cada nota y cada palabra de, en este caso, los talentosísimos Frutos y Luna sino que también la potencia con su arte logrando dos versiones exquisitas. La única que fue editada en versión de estudio fue la de la banda de sonido de Ola Eterna con la Orquesta de Tito Ribero y que lleva unos 40 años fuera de catálogo pero que espero, fervientemente, nuestros amigos lectores puedan acceder a ella a través del blog. Es oportuno agregar que anteriormente ya había grabado, también de “Molinos de Viento”, la serenata del barítono “Qué tienes en la mirada”, así como otras romanzas de diversas zarzuelas que continuó cantando a lo largo de su carrera.

En “Ola Eterna” Lolita está espléndida, bellísima, es el centro de la escena que se desarrolla en un gran salón y ante los ojos de todos canta esta romanza con propósito seductor y con evidente intención de homenajear al “agraviado galán” quien en esta ocasión era Jorge Salcedo, un verdadero galán maduro.
Todo es muy diferente en “La Maestra Enamorada”, María Elena (la maestra) se encuentra con el Ingeniero Ledesma en ese salón del hotel y la escena está centralizada, o por lo menos debería estarlo, en ellos. Alejandro Rey era tan joven como Lolita y un verdadero morocho argentino muy buenmozo que sinceramente“le quedaba muy bien” a nuestra homenajeada permanente. La escena es entre dos jóvenes que están seduciéndose, sorprendiéndose y enamorándose. El arreglo musical de “Yo he pasado….” conserva el espíritu de la obra y se adapta al estilo de música de salón de los 60’. Lolita ya es una mujer de 30 años, muy atractiva y su gestualidad tanto en su canto como en lo corporal es delicadamente sensual, el acercamiento progresivo y la intimidad de la pareja bailando va construyendo el clima ideal para la revelación del amor…. Todo es sutilmente erótico salvo (o hasta) que los comensales que nos sorprendieron al inicio de la secuencia interfieren visualmente para jugar un “gag” mientras se escucha a Lolita en su canto de amor. ¿Puede haber algún motivo estético o narrativo que justifique semejante golpe bajo? ¿Podrá ser que la antigua restricción contractual de la época de don Pedro haya llegado a tanto? Julio Saraceni, consciente o inconscientemente percibió que esta escena era un crescendo que se iba escapando de la manos y que sólo boicoteándola, podía obviar no llevarla “ a mayores”. Un beso, un tarascón, algo. “Magistralmente” la inclusión del gag corta el peligroso clima transgresor.

De todas maneras, entre ambas “Yo he pasado la vida en un sueño” me sigo quedando con esta versión, la que Julito nos dejó.


miércoles, 10 de marzo de 2010

ESPIANDO LAS PELÍCULAS I



Sinceramente mis películas "imprescindibles" de Lolita, las que tan sólo oyéndolas me resucitarían, son las filmadas entre el 51 y el 56, nueve películas. Las que coinciden con los últimos coletazos de la otrora floreciente industria cinematográfica que, para entonces, estaba en franca declinación. Estas películas también son las últimas en conservar aquel "modelo de representación" tradicional: sentimental, optimista. Unívoco. Las frecuentemente denostadas por la crítica comedias burguesas o de teléfono blanco encontraban en las películas de Lolita algunas de sus últimas expresiones. Últimas y fieles expresiones. La movilidad social, las mansiones, los ricos que abrían su corazón y sus familias a los pobres, sin ningún prejuicio de clase, mostrándose tan parecidos los unos y los otros, la ausencia de conflicto político. Nuestra adorable heroína a veces era muy pobre y otras muy rica pasando de una condición a la otra casi sin darse cuenta y sin esto representar un objetivo en sí. Estos rasgos fueron más puestos en evidencia por los sociólogos que por la crítica cinematográfica que a duras penas le concede a este tipo de cine comercial y de entretenimiento alguna mención.
Aquella primera mitad de la década del 50 tuvo características por momentos trágicas en la sociedad argentina, si asociamos el estreno en el 55 de "Más Pobre que una Laucha" y "Un Novio para Laura" al ambiente socio político que reinaba comprenderemos la función de este tipo de cine. Y este formato no era sólo para Lolita: en el 55 se estrena "Requiebro" que fue la presentación en Argentina de Carmen Sevilla con un elenco tan efectivo como los de las películas que nos ocupan: Ángel Magaña, Amalia Sánchez Ariño, el mismísimo Luis Dávila.... También mansiones, estancias, canciones españolas, españoles y una chica encantadora que, en este caso, era Carmen Sevilla. Obviamente Carmen Sevilla NO es Lolita y además nuestra homenajeada permanente es una chica "argentina" que también canta canciones "argentinas".

Jugando un poco con los datos de alguna bibliografía, encuentro que se señala al año 56 como de parálisis de la industris cinematográfica resultado de la interrupción del proteccionismo estatal y malas políticas en su producción y comercialización, además de marcarlo como un año de quiebre y pérdida absoluta de ese modelo de representación que será reemplazado en la cinematografía nacional por otro en que la visión del mundo es el conflicto y la oscuridad. Justamente en esta "recta final", en esta última bocanada de aire para la comedia burguesa, nos encontramos con una escena que sería a mi juicio la quintaesencia de ese modelo sentimental unívoco y transparente en el que triunfa indefectiblemente el amor: el leit motiv de "Amor a Primera Vista" es "Soy Feliz", tema que hace su aparición en el momento previo al frustrado casamiento cuando Mario se entera que su Matilde no es la verdadera; es una suerte de estado de ensoñación con una ambientación de cierta tendencia kitsch que remitiría a la decoración de las tortas de bodas de varios pisos de la época, con columnas y parejas de muñecos "novios" bailando el vals. Es la "aparente" culminación del amor y sinceramente el vals irradia felicidad. El tema se repite con otro "tempo" en diferentes situaciones hasta el final, en el que sí el amor y el romanticismo, dicho por boca de la protagonista, llegan al clímax y a su realización convirtiéndose en un vals nupcial. Considerando que este tipo de temática y formato estaban en inminente extinción la despedida no pudo ser mejor, esta película es su epítome y un verdadero banquete.